lunes, 20 de octubre de 2008

El Santo Rosario

El Papa Benedicto XVI, ha manifestado la importancia que tiene el rezo del Santo Rosario.

Su Santidad el Papa ha recordado en su visita a la ciudad de Pompeya las muchas iniciativas de caridad realizadas por el Beato Bartolo Longo para los hermanos más necesitados. “¡Donde llega Dios, el desierto florece!."
Cabe destacar que al celebrar el año Paulino estamos celebrando la conversión a la que todos estamos llamados y todos tenemos que llamar. Todos estamos llamados a seguir a Cristo, hemos de despertar nuestra vocación y oir Su voz que con fuerza nos dice ": Ven y sigueme"
El papa indicó que "También el beato Bartolo Longo, con su personal conversión, dio testimonio de esta fuerza espiritual que transforma al hombre interiormente y lo capacita para realizar grandes cosas según el designio de Dios. En este Año Paulino, me gusta subrayar que también Bartolo Longo, como san Pablo, fue transformado de perseguidor en apóstol; apóstol de la fe cristiana, del culto mariano y, en particular, del Rosario, en el que encontró una síntesis de todo el Evangelio”.

"Esta ciudad refundada por éste beato, es una demostración histórica de cómo Dios transforma el mundo: colmando de caridad el corazón del hombre y haciendo un “motor de renovación religioso y social”. Aquí en Pompeya se entiende que el amor por Dios y el amor por el prójimo son inseparables. Aquí el genuino pueblo cristiano, la gente que afronta la vida con sacrificio, encuentra la fuerza para perseverar en el bien sin pactar con nada. “¡Queé este Santuario y esta ciudad continúen sobre todo a estar siempre unidos a un don singular de María: la oración del Rosario”.

Cuando en la célebre pintura de la Señora de Pompeya, vemos a la Virgen Madre y a Jesús Niño que entregan el Rosario respectivamente a santa Catalina de Siena y a santo Domingo, comprendemos inmediatamente que esta oración nos conduce, por medio de María, a Jesús, como nos ha enseñado también el querido Papa Juan Pablo II en la Carta Rosarium Virginis Mariae, en la que se refiere explícitamente al beato Bartolo Longo y al carisma de Pompeya.
El Rosario es una oración contemplativa accesible a todos; grandes y pequeños, laicos y clérigos, cultos y poco instruidos. Es el vínculo espiritual con María para permanecer unidos a Jesús, para conformarse a Él, para asimilar los sentimientos y comportamientos de Él. El Rosario es el “arma” espiritual en la lucha contra el mal, contra toda violencia, para la paz en los corazones, en las familias, en la sociedad y en el mundo.
Con este arma poco pueden hacer nuestros adversarios.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Siempre habrá pueblos dispuesto a acoger la Fe.

Con un claro mensaje de esperanza se dirigió nuestro Santo Padre, Benedicto XVI, a los padres sinodales. Este mensaje no solo nos sirve como ánimo, sino que a la vez nos da seguridad en nuestro trabajo diario y cotidiano. En cada esfera de nuestra vida debemos sumar esfuerzos para poner a Dios en el centro de todo. Ya que tenemos la certeza de que todo nuestro trabajo será útil y que la Fe nunca se acabará. La fuerza de la Fe sigue igual de fuerte que siempre ya que nuestra sociedad sigue necesitando a Dios. El hombre siempre estará abierto a recibir el mensaje de Dios. A lo largo de las vicisitudes históricas se ha demostrado que la palabra de Dios no es una palabra inerte , que su mensaje no es un mero texto histórico, sino que Su palabra está totalmente viva y permanacerá con nosotros hasta el final de los tiempos.

miércoles, 13 de febrero de 2008

MANIFESTACION POR LA VIDA

El proximo Sábado, 16 de febrero, Puerta del Sol a las 18 horas. Miles de españoles están anotando esta cita como prioritaria en sus agendas. Corresponde a la celebración de la concentración contra el aborto organizada por la Plataforma la Vida Importa. Movilización que ha ido ganando día a día adhesiones de la gran mayoría de las asociaciones provida. La última en confirmar su asistencia y solicitar una «participación multitudinaria» ha sido «Hay Alternativas». Esta plataforma, a la que se han unido más de 300.000 ciudadanos, 3.425 de ellos científicos, nació para impulsar la investigación que no implique la destrucción de embriones humanos.

martes, 29 de enero de 2008

Enseñanzas de Jesús

Jesús hizo una instrucción particular. Les dijo que debían conservar el Santísimo Sacramento en memoria suya hasta el fin del mundo; les enseñó las formas esenciales para hacer uso de él y comunicarlo, y de qué modo debían, por grados, enseñar y publicar este misterio. Les enseñó cuándo debían comer el resto de las especies consagradas, cuándo debían dar de ellas a la Virgen Santísima, cómo debían consagrar ellos mismos cuando les hubiese enviado el Consolador. Les habló después del sacerdocio, de la unción, de la preparación del crisma, de los santos óleos. Había tres cajas: dos contenían una mezcla de aceite y de bálsamo. Enseñó cómo se debía hacer esa mezcla, a qué partes del cuerpo se debía aplicar, y en qué ocasiones. Me acuerdo que citó un caso en que la Sagrada Eucaristía no era aplicable: puede ser que fuera la Extremaunción; mis recuerdos no están fijos sobre ese punto. Habló de diversas unciones, sobre todo de las de los Reyes, y dijo que aun los Reyes inicuos que estaban ungidos, recibían de la unción una fuerza particular.

Después vi a Jesús ungir a Pedro y a Juan: les impuso las manos sorbe la cabeza y sobre los hombros. Ellos juntaron las manos poniendo el dedo pulgar en cruz, y se inclinaron profundamente delante de Él, hasta ponerse casi de rodillas. Les ungió el dedo pulgar y el índice de cada mano, y les hizo una cruz sobre la cabeza con el crisma. Les dijo también que aquello permanecería hasta el fin del mundo. Santiago el Menor, Andrés, Santiago el Mayor y Bartolomé recibieron asimismo la consagración. Vi que puso en cruz sobre el pecho de Pedro una especie de estola que llevaba al cuello, y a los otros se la colocó sobre el hombro derecho.

Yo vi que Jesús les comunicaba por esta unción algo esencial y sobrenatural que no sé explicar. Les dijo que en recibiendo el Espíritu Santo consagrarían el pan y el vino y darían la unción a los Apóstoles. Me fue mostrado aquí que el día de Pentecostés, antes del gran bautismo, Pedro y Juan impusieron las anos a los otros Apóstoles, y ocho días después a muchos discípulos. Juan, después de la Resurrección, presentó por primera vez el Santísimo Sacramento a la Virgen Santísima. Esta circunstancia fue celebrada entre los Apóstoles. La Iglesia no celebra ya esta fiesta; pero la veo celebrar en la Iglesia triunfante. Los primeros días después de Pentecostés yo vi a Pedro y a Juan consagrar solos la Sagrada Eucaristía: más tarde, los otros hicieron lo mismo.
El Señor consagró también el fuego en una copa de hierro, y tuvieron cuidado de no dejarlo apagar jamás: fue conservado al lado del sitio donde estaba puesto el Santísimo Sacramento, en una parte del antiguo hornillo pascual, y de allí iban a sacarlo siempre para los usos espirituales. Todo lo que hizo entonces Jesús estuvo muy secreto y fue enseñado sólo en secreto. La Iglesia ha conservado lo esencial, extendiéndolo bajo la inspiración del Espíritu Santo para acomodarlo a sus necesidades.

Cuando estas santas ceremonias se acabaron, el cáliz que estaba al lado del crisma fue cubierto, y Pedro y Juan llevaron el Santísimo Sacramento a la parte mas retirada de la sala, que estaba separada del resto por una cortina, y desde entonces fue el santuario. José de Arimatea y Nicodemus cuidaron el Santuario y el Cenáculo en la ausencia de los Apóstoles. Jesús hizo todavía una larga instrucción, y rezó algunas veces. Con frecuencia parecía conversar con su Padre celestial: estaba lleno de entusiasmo y de amor. Los Apóstoles, llenos de gozo y de celo, le hacían diversas preguntas, a las cuales respondía. La mayor parte de todo esto debe estar en la Sagrada Escritura.

El Señor dijo a Pedro y a Juan diferentes cosas que debían comunicar después a los otros Apóstoles, y estos a los discípulos y a las santas mujeres, según la capacidad de cada uno para estos conocimientos. Yo he visto siempre así la Pascua y la institución de la Sagrada Eucaristía. Pero mi emoción antes era tan grande, que mis percepciones no podían ser bien distintas: ahora lo he visto con más claridad. Se ve el interior de los corazones; se ve el amor y la fidelidad del Salvador: se sabe todo lo que va a suceder. Como sería posible observar exactamente todo lo que no es más que exterior, se inflama uno de gratitud y de amor, no se puede comprender la ceguedad de los hombres, la ingratitud del mundo entero y sus pecados. La Pascua de Jesús fue pronta, y en todo conforme a las prescripciones legales. Los fariseos añadían algunas observaciones minuciosas.